lunes, 12 de febrero de 2018

Educación Especial e Integración

     Discapacidad física:

          Es la que se presenta en los pequeños que padecen parálisis cerebral, por ejemplo. El tipo más común de insuficiencia motora es la causada por una lesión cerebral previa, simultánea al nacimiento o debida a un accidente posterior, y da como resultado una escasa coordinación motora.

          El niño o niña puede, en estos casos, necesitar la ayuda de aparatos y elementos para moverse.

     Discapacidad sensorial:

          Disminución en la visión:

               Insuficiencia visual significativa. el pequeño puede recurrir a su visión residual a través del empleo de dispositivos de aumento u otro recurso.

          Ceguera:

               Privación o limitación extrema de la vista. Se deben empelar recursos auditivos o de otra clase para el aprendizaje.

          Disminución en la audición o hipoacusia:

               Insuficiencia auditiva que puede alcanzar diversos grados y que supone que el pequeño tiene limitación al oír. Puede procesar la información lingüística con la ayuda de audífono y otros recursos de adaptación.

          Sordera:

               Insuficiencia auditiva que implica que el pequeño no puede procesar información oral a través de la audición, ni siquiera mediante el uso de audífonos. se emplearán entonces recursos visuales o de otra clase para el aprendizaje. En ninguno de estos dos casos debe el docente dejar de hablar al niño y debe, además de ralentizar su discurso, procurar que su rostro sea visible al niño siempre que se dirija a él o al grupo.

          Trastorno en el habla:

               Dificultades para la comunicación con los demás debido a causas ajenas a su grado de madurez.

               Es muy importante, en estos casos, que el docente sea claro en las expresiones y que esté dispuesto a acompañar y comprender en lo que al niño intenta transmitir.

     Discapacidad psíquica:

          Afecta a la inteligencia de forma permanente. Presenta diversos grados.

          Estos pequeños pueden mejorar bastante a través de la Atención Temprana. Es necesario que el docente estimule sus logros, la capacidad demostrada para resolver diversas situaciones, etc...

          Es importante no confundir capacidad psíquica con enfermedad mental. Las enfermedades mentales no siempre aparecen en la infancia; van desde la psicosis hasta la depresión y  pueden ser crónicas o puntuales. Su enfoque y cuidado es específico y diferente, y se aparta de las necesidades educativas especiales de la discapacidad psíquica.

     Otras enfermedades:

          Congénitas:

               Espina bífida, hidrocefalia, cuya prevención y detección temprana es imprescindible.

          Enfermedades degenerativas:

               Como la esclerosis múltiple y la distrofia muscular que no afectan a las funciones intelectuales, pero a medida que progresan requieren asistencia y cuidado específico.

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