Ángel y Celia nos han traído al cole unas hojas de Otoño preciosas. Las hemos puesto en nuestro rincón de la estación junto a nuestra Seño Cortina de Otoño.
Nos han contado dónde las han cogido, pero... ¿cómo habrán llegado hasta ahí? Ha tenido que ser muy bonito ver cómo volaban. De lo que sí estamos seguros es de que el viento ha sido el que ha hecho posible ese vuelo. Y si estuviera aquí en clase ¿qué pasaría?, ¿volarían las hojas que tenemos aquí? ¡Vamos a comprobarlo! ¡Gritad fuerte, llamad al viento! ¡Vientoooo!
Después de llamarlo muy muy fuerte, sólo ha aparecido una nube. ¡Pero esta nube no puede hacer volar a las hojas! ¿Cómo podrá hacerlo?
¿Sacando la lengua?
No, no funciona. Así no puede soplar. ¿Y si cogemos aire? ¡Inflad los mofletes y a soplaaaar!
Ahora sí, ya ha aparecido el viento y se ha puesto a jugar con unas hojitas que había dibujadas en la pizarra. Mirad cómo las mueve.
Han hecho un sin fin de recorridos distintos y han dibujado un montón de caminos: verticales, horizontales, los dos juntos, círculos e, incluso, grandes remolinos.
Ya estamos preparados para dedicarle un trabajito al gran protagonista del vuelo de las hojas: El VIENTO de Otoño.
Gracias por este ratito tan divertido en el que hemos podido practicar gimnasia buco-facial, trazo a nivel de motricidad gruesa, grafomotricidad, preescritura significativa y mucha mucha creatividad. Os mandamos muchísimos besetes volando, jaja.
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