Todo comenzó una mañana en la que aún dormíamos profundamente.
La seño nos había prometido que
viajaríamos a un lugar muy especial. De repente, sonó el despertador:
¡Riiiiinnnnng! ¡Corred, corred, despertaos; rápido, a la ducha! ¡Nos vamos de viaje!
¡Ay, qué fría está el agua! Ahora parece que ya está mejor. Hay que lavarse muy bien todas las partes del cuerpo: cabeza, brazos, piernas.... ¡Qué cosquillas en algunas zonas, jaja!
¡Bien hecho! No olvidéis secaros muy bien y ya que estamos sequitos a ponernos nuestra ropa. Primero la interior, después la camiseta, pantalones, zapatos....
¿Estamos listos? Pues, no perdamos el tiempo. ¡Al autobús! "El viajar es un placer..... vamos de paseo, pi, pi, pi...." Anda, qué rápido hemos llegado. Estamos en ¡¡¡ CHARCOLANDIA !!!
Fijaos qué montón de charcos. ¿A qué esperamos? ¡Todo el mundo a saltar!
Uy, la seño se ha quedado muy quieta y nosotros dentro de los charcos nos damos cuenta de que hemos salpicado tanto tanto que casi se han quedado secos. ¿Qué hacemos ahora?
Pues muy fácil: usar nuestros polvillos mágicos. La seño ha sacado nuestras piezas de juego más versátiles del mundo mundial. ¡Esta vez las convertiremos en gotitas de agua! ¿Qué os parece si rellenamos de nuevo estos divertidos charcos?
No nos ha dado ninguna instrucción para rellenarlos. Podíamos coger pocas o muchas gotas, de los colores que quisiéramos.... Pero nos hemos dado cuenta de que, aunque no teníamos ningún atributo para seguir, hemos ordenado nuestras gotas por colores. ¡Qué clasificación más chula! ¡Somos unos artistas!
Además, hemos aprendido un juego sobre cuantificadores: ninguno, uno, pocos y muchos. Hemos jugado a saltar en el charco que los representaba y lo hemos pasado genial.
Seño, y cuando volvamos al cole, ¿podremos seguir jugando? Allí no hay charcos.
Claro que sí; con nuestros aros de psicomotricidad. ¿Qué tal si recordamos lo que hemos aprendido y lo apuntamos en nuestra pizarra? Así podremos repetir de nuevo el juego.
La seño hizo cuatro círculos vacíos y le ayudamos a completarlos con estos nuevos conceptos.
Además, nos servirán para hacer otro montón de actividades. Por ejemplo.... la que os enseñamos ahora mismo.
Hemos interpretado muy bien lo que nos decían estos dos botes vacíos: en uno teníamos que meter muuuchas cosas y en el otro poquitas. Y si además lo hacemos con pegatinas, la diversión y el éxito están asegurados.
Una chuche de estas tan ricas que hemos
metido en nuestros botes, será el broche de oro para recordar este viaje tan
especial. Besetes muy dulces.
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