Los hábitos comienzan a formarse desde los primero días de vida, cuando los padres atienden las de sueño, alimentación e higiene del bebé, que poco a poco las va convirtiendo en rutina.
Están presentes a lo largo del día en el hogar y en la guardería o colegio. La constancia y claridad en estos lugares son puntos claves en este tema.
Permiso, ¡Gracias!, ¡Por favor!
No es fácil habituar a los niños/as a pedir permiso, por favor o dar las gracias si los mayores que están a su alrededor no lo hacen.
Sabemos que un niño/a no es un adulto en miniatura, aún no ha completado su desarrollo emocional y tenemos que ayudarle a reconocer los sentimientos de los demás, y a poner en práctica los buenos modales, imprescindibles para la convivencia.
Para los niños/as, hacer amistades no es fácil, ellos/as tienen que aprender a acercarse, observar sus reacciones, sugerir juegos, colaborar, intercambiar información, preguntar, contestar, esperar turnos y toda una gama de normas sociales.
Esta etapa es fundamental para la vida futura.
¡Permiso! ¡Por favor! ¡Gracias!, se aprenden si se practica.
Los padres, madres y docentes tenemos derecho y obligación a establecer cómo deben comportarse y dónde están los límites de lo permitido.
Los niños/as no adivinan si no les decimos qué se puede y qué no.
A veces los niños/as llamados "maleducados", que pegan, muerden y se encaprichan con las cosas, solo lo hacen porque requieren mayor atención, están asustados y no saben decirlo de otra manera.
Los padres y madres en casa y los docentes en el infantil deben favorecer actitudes de buenos modales. ¡Permiso! ¡Por favor! ¡Gracias!, hay que usarlo de forma habitual, en las acciones cotidianas, al entrar al baño o a otra habitación, y cuando queramos que nos alcance algo, o al entrar en una tienda.
Por supuesto, deben premiar con halagos y mimos cada vez que el niño/a use estas formas de convivencia.
Es importante que los niños/as las aprendan, pero es más importante que los mayores las practiquen.
Pautas para los "si y los "no"
- Conocer las características de la edad para saber qué podemos esperar de los chicos/as y qué esperan ellos de nosotros.
- Crear un clima de confianza que favorezca una comunicación abierta.
- Discutir en grupo sobre las formas de comportarse, su importancia y sus consecuencias.
- Ser claro y concreto diciendo exactamente qué se puede hacer y qué no se puede hacer.
- Ser paciente, todos los días.
- Ser constante y no mostrar contradicciones.
- Mostrarse firme y exigir el cumplimiento de lo acordado.
- Elogiar los comportamientos positivos.
- Reprender las conductas inadecuadas, desaprobando el comportamiento y no al niño en sí.
- Incorporar las actividades en forma de juego.
- Compartir con el niño/a estas actividades sirviendo de modelo.
- Favorecer la expresión para tender a la autonomía.
- Disminuir la ayuda en forma gradual hasta su interiorización.
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