Llega nuestra segunda celebración de
cumpleaños y ha venido cargada de emociones, experiencia, sabiduría y muchísimo
cariño. Hemos tenido el honor y el placer de contar con la presencia de una
persona muuuuy especial: el bisabuelo de nuestra amiga Ana. Ella es la compi
que cumple añitos y ahora veréis cómo lo hemos celebrado.
Ya sabéis que la seño Maribel adora a los
abuelitos y cuando Isa, la mamá de Ana, le propuso que su abuelo nos contara un
cuento, no pudo resistirse a esta experiencia tan maravillosa.
Todo comenzó así:
Alguien llamó a la puerta de nuestra clase, preguntaron “¿Se puede?” y entraron la mamá de Ana y su bisabuelo Miguel. Todos corrimos a recibirlo.
¡Qué guapo y qué sonrisa más
bonita tiene! Estábamos deseando preguntarle un montón de cosas y charlamos un
ratito con él, pero lo más impresionante fue cuando nos dijo que tenía 96 años.
Madre mía ¡casi 100 años! No nos lo podíamos creer. ¡Y viene a contarnos un
cuento! ¡Seguro que será el mejor del mundo mundial!
Pero antes, se presentó y nos leyó una carta preciosa que había escrito especialmente para esta ocasión. Mirad qué cosas tan bonitas dijo.
Nos encantó, parecía de película. ¡Qué forma más bonita de hablar y de comunicarse con los demás! Empezamos a notar que el cuento que escucharíamos después sería inolvidable.
Comenzó a contarnos una emocionante historia sobre una niña llamada Ona que vivió una monstruosa aventura por comer muchísimas chuches.
Algunos estábamos tan asombrados que no podíamos parpadear ni cerrar nuestras boquitas.
Pobre Ona, ¿será capaz de solucionar el
gran problema que tiene? ¡Se ha convertido en una monstrua!, ¡No puede quedarse
así!
Menos mal que Miguel nos contó que había una solución. Incluso Isa, nos puso una canción en el móvil para que no se nos olvidara nunca.
Al final, todo se solucionó y le dimos un fuerte aplauso a Ana, a su mamá y a su bisabuelo.
Pero, siguiendo un antiguo proverbio chino
que dice:
“Lo que oigo, olvido. Lo que veo, recuerdo. Lo que hago, aprendo”, decidimos aprender todo lo que habíamos escuchado y visto en este cuento. Isa lo traía todo pensado y nos propuso hacer un desayuno tan saludable como el que ayudó a Ona a volver a ser una niña feliz.
¡Brindamos por ti, Ana! ¡A comeeeeeeer!
Mmmmmmm, no ha quedado nada en nuestros platos y, si alguien aún tiene un poquito de hambre, también tenemos unos pequeñitos y tiernos ochíos, jaja.
Como ya estamos cargados de energía, vamos a felicitar a nuestra preciosa cumpleañera. ¡Qué fotos más bonitas! Dice la seño que representan a 3 generaciones. No sabemos muy bien lo que significa, pero sí vemos que están guapísimos y muy felices.
¿Cantamos? ¡Síííí!
Ha llegado el momento de decirles adiós, pero para que no nos pusiéramos tristes, nos han dejado una manualidad muy divertida llena de fantasía.
Y una bolsita de gusanitos para llevárnosla a casa. La compartiremos y así seguiremos los consejos y la lección que hemos aprendido hoy: Poquitas chuches, de vez en cuando y cepillo y pasta de dientes para seguir siendo niños sanos y alegres.
Querido D. Miguel, nuestro bisabuelo
favorito: Muchísimas gracias por regalarnos tantas experiencias profesionales y
personales, por hacernos llegar la belleza de los cuentos de los abuelitos, por
emocionarnos y por compartir este ratito inolvidable con nosotros. No dejes de
visitarnos y regalarnos más de esto tan bonito. Te has llevado un trocito de
nuestro corazón.
Muchísimas gracias también a Isa y a Ana.
Cuidad mucho a este tesoro. Y, por último, no puede faltar…
¡¡¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES ANA!!!
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