Según la Unesco, los cuatro objetivos de la educación ambiental para niños son:
Concienciarlos y sensibilizarlos ante los problemas medioambientales.
Fomentar su interés por el cuidado y mejora del entorno.
Desarrollar en ellos la capacidad para aprender acerca del medio que les rodea.
Ampliar sus conocimientos ecológicos, en temas como la energía, el paisaje, el aire, el agua, los recursos naturales y la vida silvestre.
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