Después de nuestro baile de carnaval pasamos otro ratito degustando una nueva fruta: La mandarina. ¿Hay una forma más saludable de recuperar fuerzas? ¡Qué suerte tenemos!
De esta fruta también hemos aprendido un montón de cosas, pero la que más nos ha gustado es saber dónde crece. La seño nos dijo que nos fijáramos en ese circulito verde que tiene y que está más duro que el resto de la mandarina.
Resulta que justo ahí hay un tallito
pequeño que está unido a la rama del árbol donde crece la mandarina. ¿Sabéis cuál
es? ¡El mandarino! Qué curioso, ¿verdad? Es como si estas pequeñas mandarinas
tuvieran un bracito para poder agarrarse y no caerse. ¡Qué listas son!
Y, además, huelen fenomenal…. Ummmm qué olor más rico. Nos recuerda al de las naranjas. ¿Serán de su familia?
Qué interesante todo lo que estamos
aprendiendo, pero de lo que realmente tenemos ganas es de comérnoslas. ¡Vamos,
a degustar otra riquísima fruta!
Primero tenemos que pelarlas. La seño nos ha abierto un trocito, pero hemos sido nosotros quienes las hemos pelado enteras. Este ejercicio de motricidad fina sí que es divertido.
Ahora toca abrirlas y separar sus gajitos para que estén listas.
Ya sí que sí. ¡A comeeeeer! ¡Y se puede repetir! ¡Bieeeeen!
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