Dice la seño Maribel que no podemos ser ya más preciosos de lo que somos.
¿Por qué seño? Si hoy no hemos
hecho nada raro. Sólo hemos disfrutado de una bonita experiencia con la que
hemos sentido magia de verdad. Os la contamos.
Estábamos cantando nuestras
canciones de “Buenos días”, “Los días de la semana”, todas las del Otoño…
cuando, de repente: Toc, toc… ¡Llaman a la puerta!
¡Adelante! -dice la seño.
Entonces entraron un señor y una
señora con ropa parecida a la de los enfermeros.
¡Eran Antonio y Belén que venían
del país y del cole de Fabio! Se veía que traían ya algo de magia. Pero… ¿de
qué se tratará esta vez?
Pues mirad, nos han contado que han ido a un parque de allí y se han encontrado a los 3 cerditos y al lobo jugando.
Estaban corriendo, tirándose por
los toboganes, en los columpios… Pero de pronto, uno de los cerditos ha hecho:
¡¡¡Achís!!! Ay, ay, ay. Y le han salido un montón de mocos. Esto no puede ser.
Como no pongamos remedio, se van a poner todos malitos.
Entonces Antonio y Belén le han dado una pócima mágica que se toma por la nariz.
Y no sólo se ha curado. El
cerdito les ha dicho que sabía… ¡a la deliciosa tarta que les hizo su abuelita
antes de que se fueran a construir sus casitas! Pero bueno, ¿esto es posible?
Que sí, que sí -decía el cerdito.
Entonces Belén nos ha preguntado
si nosotros teníamos moquetes y tos. La verdad es que sí. Incluso la seño tose
un montón. ¿Queréis probar esta pócima mágica para ver si también nos cura a
nosotros? ¿Será verdad que sabe a lo que más nos gusta?
Le hemos dejado a Belén nuestro
gorro de la magia. Seguro que así no hay fallo ninguno. Antonio ha cogido a la
seño y la ha sentado en sus rodillas. ¡A la seño se la ha cumplido su deseo!
La más valiente ha sido nuestra amiga Ana. Ella quería ser la primera de todos los compis en probar la pócima.
¡Qué sí funciona de verdad! Ana estaba loca de contenta. Pues…. ya… no nos lo pensamos. ¡Todos queremos probar!
Primero le contábamos a la seño, a
Oreo, a Belén y a Antonio cuál era el sabor que más nos gustaba. Llevábamos
muchos nervios en la barriguilla para ver si se cumplía.
No creáis que hemos pedido cosas fáciles, porque cada uno teníamos un deseo especial.
Hemos pedido que esta pócima
tuviera un sabor a:
Sandía, chuche, bollo de
chocolate, lomito troceado del que me ponen en el desayuno, ochío…
A algunos nos ayudaba la seño que
ya nos conoce muy bien. Y cuando ella decía lo que más nos gustaba se nos ponía
una cara de sorpresa y mezcla de alegría.
Ha habido 3 deseos que nos han
encantado.
El de Sofía: Ha pedido que su pócima tuviera el sabor de un cepillo brillante como las estrellitas de los unicornios.
Pedíamos el deseo, nos echaban la
pócima por la nariz y… ¡Tacháááán! ¡Que sí, que sí, que se cumple!
Miguel ha pedido que tuviera el sabor de un coche mágico con poderes de súper héroe.
¡¡¡ Síííí !!! ¡¡¡ También ha funcionado !!!
Y, por último, hemos pedido el
sabor más bonito del mundo mundial. El de la pócima que cure a todos los niños
que estén enfermos y también a todos los que estén en los hospitales.
Ah, y le hemos puesto esta vacuna-pócima a los 2 cerditos que quedaban y al lobo.
Ha sido genial vivir esta
experiencia en el cole.
Antonio, Belén, muchísimas
gracias por ayudarnos a combatir a esos virus que nos ponen malitos.
Este aplauso fuerte fuerte es para vosotros.
¡¡¡MUCHÍSIMAS
GRACIAS POR ESTA MAGIA!!!
Y nosotros… ¡¡¡ a seguir creciendo sanos y felices !!! Besetes enormes.
Maribel 🤍
ResponderEliminarHoy queremos darte las gracias de corazón por algo tan sencillo y tan grande a la vez: por tu ternura, tu imaginación y tu manera de cuidar a nuestros peques.
Convertir una vacuna en una pócima mágica es solo un ejemplo más de la dulzura y el cariño con los que haces tu trabajo cada día. Gracias por cuidar con tanto amor a lo que más queremos en el mundo, por tu paciencia infinita y por esa luz tan bonita que transmites.
Eres un verdadero regalo para los niños y para las familias que tenemos la suerte de cruzarnos contigo. 💫
Muchísimas gracias por tus palabras Cristina. Yo soy también fruto de todo lo que vosotros sembráis en mí. Soy muy afortunada por encontrar en mi camino a gente tan bonita y tan maravillosa. Y, sobre todo, por formar parte de la historia de mis tesoretes que son el auténtico sentido de esta profesión tan bonita que tengo. Gracias de corazón a todos. Besetes enormes.
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