Y Dios me hizo mujer
fruto del beso de una amapola
con la caricia del viento
que deshojó sus pétalos
esta vez,
con fragancia femenina.
Y me dotaron,
de robustos remos
para navegar
entre las brisas de la libertad
con mi propio timón
asumiendo mis mares,
tanto por las cálidas aguas del sur
como por las insondables
galernas marinas.
Y me esculpieron
para amar a la vida
con todos sus brazos
y todos sus dedos
con la mano siempre abierta
enarbolando
la bandera de la igualdad.
Que nunca se olvide,
que Dios me hizo mujer
y que Dios te hizo hombre
pintando con el mismo color
los cimientos humanos.
(A.M.)
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