1.- La comprensión de la muerte depende de la edad...entonces ¿cómo se lo digo?
Si educamos para la vida, ¿por qué hay que ocultar a los niños todo lo que se refiere a sufrimiento, pérdida o muerte? Cada vez se hace más necesaria una pedagogía auténtica y realista que considere el fracaso, el sufrimiento y la muerte de seres queridos en un lugar significativo, como sucede con el éxito y el triunfo; quizá con nuestra educación no estemos preparados para el dolor, pero a un niño no podemos aislarlo de la realidad para ahorrarle el sufrimiento. La Comprensión de la muerte depende de la edad:
De dos a cuatro años: el niño entiende la muerte como un hecho reversible, la relaciona con un viaje o con un sueño porque no tiene conciencia de finitud. Estos niños no consideran la muerte como final y el fallecimiento de un ser querido les deja un sentimiento de abandono y hacen preguntas concretas, directas y de difícil respuesta, tales como: ¿No vuelve el abuelo pronto a casa? ¿Por qué no puede levantarse de la tierra?
De cinco a nueve años: la muerte se personifica y muchos la ven como una persona que ha venido para llevarse al ser querido; el niño escucha en "una persona ha muerto y no podrá verla nunca más", y entonces descubre que la muerte es un proceso irreversible y piensa intensamente en qué es estar muerto, sin aceptar el hecho de que también él tendrá que morirse algún día.
¿Cómo se lo digo?
Es mejor hablar de lo ocurrido lo antes posible, en cuanto pase la confusión de los primeros instantes. Buscaremos el momento y el lugar adecuados, cuando nosotros estemos tranquilos y no haya mucha gente alrededor. Nuestra palabras serán sinceras pero suaves...podemos decirle: "te voy a explicar una cosa que ha pasado. El abuelo era muy mayor, se encontraba enfermo y ha muerto. Mamá y yo (o papá o yo) estamos muy tristes y nos vamos a acordar mucho de las cosas que hacíamos juntos y siempre vamos a quererlo aunque no vaya a volver más"
Contestaremos todas las preguntas que el niño haga y podemos utilizar ejemplos de la naturaleza, como las hojas del árbol que mueren en otoño o mascotas que el conocía y han muerto.
2.- El duelo de los niños de Educación Infantil...¿cómo pueden reaccionar en casa y en el colegio?
La reacción más común será de altibajos. Los niños pequeños no tienen control sobre las emociones y pueden pasar del llanto a la risa en muy poco tiempo, especialmente si se les sorprende.
Las reacciones más frecuentes:
- Imitación de las emociones de los padres.
- Confusión, buscando al abuelo en sitios donde solía encontrarle o hablando de él como si fuera a aparecer en cualquier momento.
- Fingir que no le afecta.
- Regresiones, haciendo pis por la noche, chupándose el dedo...
- Haciendo preguntas incómodas...
Es importante, tanto en casa como en el colegio, estar preparado para las preguntas que el niño haga, aunque sean difíciles de responder. El niño piensa en términos de ausencia o de presencia, y debemos intentar explicarle la existencia física de las personas pero también la existencia de estas en nuestros pensamientos. Podemos decirle: "el abuelo ha muerto y ya no va a estar aquí, pero nos vamos a acordar de él y a quererle porque estará guardado en nuestros pensamientos y en nuestro corazón".
Cuando pase el tiempo, el niño reconocerá lentamente que el abuelo no volverá, y los vínculos que le unían al fallecido empezarán a aflojarse. Echará de menos a su abuelo, pero poco a poco se transformará en un recuerdo limitado que será bonito que mantuviera ayudado por sus padres según pasan los años.
3.- ¿Cómo podemos ayudar para el niño se sienta mejor? Recomendaciones
El duelo del niño es diferente del duelo del adulto. El primero lo vive de manera intermitente y dura más; en muchos momentos preguntará por los consejos que le daba el abuelo, reviviéndolo en sus juegos, que quizá coincida con las etapas más especiales de su vida. Los adultos podemos ayudar de diferente formas:
- El niño tendrá oportunidad, si es posible, de despedirse del abuelo antes de su fallecimiento (por ejemplo, si se encuentra en el hospital, le llevará un dibujo y pequeños regalos).
- Explicaremos a los niños que el fallecido no volverá a su casa, y tampoco podrá volver a dormir, comer o jugar con ellos.
- Dejaremos a los niños hablar de las fantasías que se les ocurran sobre lo que el abuelo está "haciendo en el cielo", pues les da una gran confianza imaginarse que el abuelo les observa y les cuida.
- Hablaremos con los niños sobre el tema de las enfermedades, explicándoles que no todas son graves y que un catarro o un dolor de tripa pasan en pocos días y podemos curarnos. Así suavizaremos el miedo del niño por la posibilidad de que alguien cercano como su abuelo también pueda morirse.
Recuerda, es muy importante:
- Hablarles de acuerdo con su edad, pero no utilizar un lenguaje demasiado simple.
- No darles más información de la que necesiten y pueden entender.
- Dedicarles tiempo y animarles a expresar sus sentimientos.
- Evitar la pomposidad en las situaciones y hablar con naturalidad.
A.R.G. (Psicopedagoga y
Profesora de Educación Infantil)
Un tema muy interesante, gracias.
ResponderEliminarUn beso.
Así me lo parece a mí también. Además, en nuestras aulas surgen muchas veces estas preguntas y es difícil contestarlas. Creo que estas pautas son muy útiles. Gracias Blanca. Besos para ti también.
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