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lunes, 23 de mayo de 2016

EL valor educativo del cuento


El cuento, como todas las manifestaciones literarias dedicadas al niño, estimula a través de mundos abiertos a lo maravilloso, a la descarga de emociones y ayuda a la formación de un pensamiento independiente, capaz de adaptarse a circunstancias imprevistas.

Siendo una forma más de juego, ayuda al niño a afirmar su personalidad. La ficción le permite realizarse. Se evade en un mundo en el cual se siente omnipotente y puede crear, actividad que favorece su crecimiento físico, social y estético, a través de lo cual, no sólo descubre su propio yo, sino que comienza a comprender las necesidades del prójimo.

                Por tanto, la Literatura Infantil, al estimular el desarrollo de las capacidades creadoras, se convierte en un medio para mejorar la sociedad, cuya tecnificación, somete a los hombres a un trabajo rutinario y automático, que no lo incita a pensar ni a resolver cuestiones por sí mismo.

                Mediante textos que exaltan los valores universales, contribuye a crear sentimientos solidarios y actitudes positivas para con la comunidad, objetivos sumamente importantes.

                Impone pues, una toma de conciencia por parte de los docentes, así como de los padres y madres, porque es uno de los medios para la formación de personalidades libres y responsables, capaces de integrarse en la comunidad y hacerla mejor.

                En este sentido, debemos conocer que los cuentos, atraen al niño porque poseen:

                1º.- Intemporalidad: El cuento está situado extra-temporalmente, nos remite a un mundo lejano, sin limitaciones de ensoñación.

                2º.- Indeterminación espacial: El ambiente indeterminado, da lugar a cualquier credulidad.

                3º.- Acción lineal y ternaria: Acción sin retrocesos y de interés creciente, con repeticiones.

                4º.- Personajes esquemáticos y arquetipos: Los protagonistas son niños y jóvenes, buenos o malos, bellos o feos….

                5º.- Animales humanizados: Tienen características humanas y sirven para ayudar a los protagonistas. Están en el límite de los personajes fabulosos y otorgan al cuento gran interés, pues su intervención es decisiva.

                6º.- Ritmo ascendente: Se observan dos procesos: uno ascendente hacia el bien y otro descendente hacia el mal. Los hechos siguen un  orden que culmina en una solución óptima.

                7º.- Lo maravilloso: La intervención de lo maravilloso se da por medio de seres superiores o fórmulas mágicas, que ejercen una poderosa influencia en el proceso imaginativo infantil.

                8º.- Estilo convencional: Lenguaje sencillo, sin complicaciones, puesto que su origen está en la narración oral.

                9º.- La presencia del mal: Para muchos sigue siendo una preocupación la presencia del mal y escenas de crueldad en algunos pasajes de la Literatura Infantil.

                El que los niños celebren estas escenas alborozadamente no debe preocupar, porque lejos de proponerles modelos de conducta lo que se hace es demostrar el triunfo del bien sobre el mal. Por otra parte el castigo de los malos tiene como contrapartida la recompensa de los buenos otorgada paralelamente. Son los componentes del final feliz. No basta con el silencio del mal, éste tiene que ser destruido para evitar los temores de su reaparición.

                En definitiva, esto corresponde a una necesidad interior del niño, cuyos principios morales de justicia y equidad se van afinando así.

                Quien observa a los niños durante sus juegos de fantasía, verá que en ellos es dominante la necesidad de ayudar al bueno para que venza y contribuir al desastre del mal.

                10º.- El final feliz: Ante los riesgos invocados por algunos de que el final feliz contribuye a crear en el niño una visión excesivamente idealizada de la realidad podemos concluir con que la extraña promesa del final feliz de los cuentos, llevaría el desencanto en la vida real del niño, si formara parte de un hecho real o expresara algo que va a suceder donde habita el niño, sin embargo, el final feliz ocurre en el país de las hadas, una tierra que sólo podemos visitar con nuestra imaginación.

                Conviene reflexionar también sobre el final feliz: éste no llega sino tras esfuerzo. Esto le enseña la manera de comportarse para que tales finales felices sean posibles en las empresas de su vida.

                Hay esperanza como fruto del esfuerzo o recompensa del sufrimiento. Si bien en la vida real nuestras tribulaciones no tienen siempre un final feliz, es la esperanza lo que nos mantiene. Es la esperanza en un final feliz la que transforma una situación desesperada en otra que puede ser soportada con valor, haciendo olvidar toda la angustia y miedo que hayamos podido pasar.

                Si tras leer esto, llegáis a la conclusión de la importancia de contar, narrar y leer cuentos, os invito a compartir un esfuerzo común entre familia y escuela para llevar a nuestros niños todos estos aspectos maravillosos que contribuirán, sin duda, a que crezcan más íntegros y felices.



¡MANOS A LA OBRA!

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