La autoestima es la diferencia
que existe entre lo que pensamos que somos y lo que nos gustaría ser.
Cuando
tenemos la autoestima alta, nos sentimos bien con nosotros mismos, con lo que
hacemos, sabemos nuestras virtudes y defectos e intentamos superarnos sin
hacernos daño; hacemos una crítica sobre nosotros de una forma suave. Por el
contrario, cuando la autoestima es baja, los niños pueden desarrollar
sentimientos como la angustia, el dolor, la indecisión, el desánimo, la pereza
y la vergüenza entre otros, nos comparamos con los demás y siempre nos sentimos
inferiores.
Por
tanto, la autoestima de un niño es muy importante porque puede ser el motor que
le impulse a triunfar en la vida (en todos sus aspectos) o hacer que se sienta
verdaderamente mal aun a pesar de que parezca que lo tiene todo.
¿QUÉ SÍNTOMAS DEBEN ALERTARNOS?
Debemos estar
muy atentos a lo que nos cuentan los niños. Muchas veces hablan de sus
relaciones con compañeros, de cómo van en el cole, de lo que logran, o en lo
que fracasan…etc.
Vamos a
analizar frases muy inapropiadas para la autoestima infantil y algunas posibles
formas de sustituirlas:
“No valgo para nada”: Todo el mundo
vale para algo, lo que sucede es que a veces no empeñamos en llevar a cabo
actividades para las que no tenemos habilidades y no damos importancia a las
que nos salen bien. Sería bueno sustituir esta frase por otras más concretas
que se refieran de forma específica a la tarea en la que no hemos sido hábiles
y a ese momento en concreto.
“Todo me sale mal”: Seguro que si
simplemente piensas en el día de hoy eres capaz de decir al menos tres cosas
que has hecho correctamente. Las frases que suelen referirse a la globalidad
debería sustituirse por frases más concretas que sólo se refieran a lo que
realmente ha salido mal.
“Nadie me quiere”: Cuando oigan a alguno de sus hijos decir esta
frase, no la pasen por alto. Es un fiel reflejo de los sentimientos de ese
niño. Quizá sea un buen momento para buscar ayuda de un psicólogo que evalúe la
autoestima de su hijo y que les ayude y enseñe a ustedes, como al niño, a
mejorarla.
Igual que enseñamos a nuestros
hijos a dar sus primeros pasos, deberíamos enseñarles a cambar frases negativas
por positivas. Pero lo más importante es predicar con nuestro propio ejemplo.
Deberíamos borrar de nuestro vocabulario esas frases o expresiones como: qué
malo eres, eres un desastre, eres un vago, no tienes vergüenza, hay que ver que
guarro eres, qué alto es el hijo de la vecina…No olvidemos que son esponjas y
con estas frases los llevamos a reproducir lo que oyen y todo lo que aprenden
de nosotros. Pongámonos el reto de analizar qué frases de las que habitualmente
usamos están siendo positivas o negativas para la autoestima del niño.
¿CÓMO ESTIMULAR Y AUMENTAR LA AUTOESTIMA INFANTIL?
· Incentiva el desarrollo de las posibilidades del niño,
créale algunos compromisos y de manera dulce y positiva, exígele que los
cumpla.
· Dale oportunidad de tomar decisiones y resolver algunos
problemas.
· Refuerza positivamente sus conductas; alábalo con fuerza
cuando haga algo bien.
· Ponle límites claros y enséñale a ver las consecuencias si
no los cumple.
· Cuando cometa fallos no lo machaques culpabilizándolo; enséñale
a que supere sus problemas y errores y guíalo de manera positiva.
· Las críticas no construyen nada. En lugar de decir “eres un
desordenado”, mejor decir: “no me gusta ver tu cuarto tan desordenado, me pone
muy triste”. Así estarás demostrando que lo que a ti te disgusta es el desorden
del cuarto, no el niño.
· Sé honesto y sincero y no realices valoraciones
contradictorias sobre él.
· Dedícale tiempo. Un niño con autoestima baja, necesita mucho
más de ti.
· Comparte tu vida con él. Les gusta saber cosas de tu vida y
si se las cuentas él también siente que forma parte de ella. Llévalo a los
lugares en los que tú sueles estar. (trabajo, quioscos u otros lugares que
frecuentes).
·
Pídeles (no exigir) consejo y ayuda, así se ganarán la
confianza en sí mismos para resolver pequeñas responsabilidades y aumentarán el
sentido de su valía personal.
·
Procura transmitir mensajes verbales y no verbales
coherentes. Los niños también son muy sensibles al lenguaje gestual (distancia
física, miradas, gestos, etc.)
La clave del éxito reside en una mejora en incremento de la
comunicación entre padres e hijos.
Los niños que tiene un fuerte
sentido de su propia valía crecen como individuos físicamente más sanos, más
motivados para aprender y progresar, con mayor tolerancia a las frustraciones y
mayor seguridad en sí mismo.
Por eso es importante que los
padres desarrollen la autoestima de sus hijos.